MÉXICO.- El corazón y salud en general se
pueden ver seriamente comprometidos si se toman inhibidores de la bomba de
protones a largo plazo sin vigilancia médica
Alrededor del 25 por ciento de los mexicanos
toma medicamentos antiácidos una vez por semana, de los cuales, 18% lo
realiza sin prescripción médica, según datos del Instituto Méxicano del
Seguro Social. Esto se debe a que la comida mexicana contiene altos niveles de
picor, provocando acidez, indigestión y reflujo.
Como consecuencia, las personas abusan de los
medicamentos llamados inhibidores de la bomba de protones, entre estos se
encuentran el pantoprazol, omeprazol, lansoprazol, entre otros.
Esto se debe a que al consumirlos por un tiempo prolongado, los antiácidos
pueden producir daños importantes a la salud.
En ese sentido, NotiPress habló con
el doctor John Cooke, presidente del Departamento de Ciencias
Cardiovasculares del Hospital Houston Methodist. Ello con la finalidad
de conocer las afectaciones de los antiácidos a largo plazo.
De acuerdo con el doctor, los antiácidos son
útiles porque reducen la acidez en el estómago, lo cual ayudaría a las personas
con úlceras gástricas, dolor por irritación e inflamación. Por ello, según
explicó Cooke, están aprobados a nivel mundial para un uso a corto plazo,
reduciendo el ácido gástrico y aliviando el dolor generado por el reflujo.
Sin embargo, si es utilizado por periodos
largos de tiempos, puede provocar efectos adversos en la salud de acuerdo con
el especialista. Una de sus principales preocupaciones son los problemas de los
inhibidores de la bomba de protones sobre el corazón.
Es decir, los latidos cardíacos se vuelven
irregulares por los niveles de magnesio y calcio, y
hay mayor riesgo de muerte por infarto o insuficiencia cardíaca.
Asimismo, el doctor aseguró que existen informes sobre un mayor riesgo de
demencia y deterioro del pensamiento por utilizar antiácidos constantemente.
Para conocer más sobre los efectos secundarios
de los inhibidores de la bomba de protones en el corazón, algunos científicos
comenzaron a estudiarlos. Este grupo estuvo conformado por especialistas
del Hospital Houston Methodist y la Universidad de Stanford,
liderados por el doctor Cooke.
Según explicó el médico, se enfocaron
principalmente en el revestimiento del corazón, el cual permite a la
sangre fluir por medio de los vasos sanguíneos sin pegarse. Durante el estudio
encontraron que los inhibidores de la bomba de protones aceleran el
envejecimiento del revestimiento, por lo cual empiezan a funcionar mal y se
hacen pegajosos.
Entre los hallazgos del estudio, el doctor
destacó la probabilidad de aumentar los riesgos de problemas
cardíacos. De los 1.8 millones de pacientes, seccionaron a los que
ingieren inhibidores y a quienes no lo hacen. Así pues, se observó cómo las
personas que los consumían eran más propensas a sufrir un ataque al corazón.
Por ello, se recomendó limitar el uso de medicamentos
antiácidos solamente en periodos cortos de tiempo y nunca a largo
plazo.